lunes, 12 de abril de 2010

Tu culpa

Si supieses por qué estoy acá me tratarías como loco.
Si entendieses lo que pienso en estos momentos, dudo que quisieras volver a hablarme.
Aunque no sería mi culpa, sino la tuya.

Esa mañana, lo primero que pensé, al igual que las 364 mañanas anteriores, fue en tí.
Pero había una sutil diferencia con respecto a las otras ocasiones.
No pude recordar el color de tus ojos, lo siento. Lo intenté pero no resultó.
Aunque no es mi culpa, sino la tuya.

Ese Miércoles 25 de Abril, fatídico día en que te conocí.
Estabas en la misma fila de supermercado que yo.
Te dije hola, pero no me contestaste.
¿Miedo? ¿A qué? ¿A un gentil hombre diciendo buenos días?
Aunque no sería mi culpa, sino la tuya.

Ayer fui a comprar un pollo asado, para conmemorar el día de mañana... ¿Y sabes?
Vi a tu hermano. Lo saludé pero parecía que el no me reconocía
Intenté preguntarle como estabas, le dije que era un antiguo amigo tuyo
Seguramente te contó que me vio, por lo menos le pedí que te dijera.
Seguramente cuando te dijo, ni el nombre ni el lugar te sonaban.
Aunque eso no fue mi culpa, sino la tuya.

Miércoles 23 de Abril, ese día es hoy.
Me lavo los dientes, me ducho y me pongo mi mejor traje.
Tomo la 401 hasta llegar a la Estación Central.
En la boletería compro un boleto... Sí, un boleto a la playa
Iré mañana al mismo lugar de hace un año, por si acaso
Talvez no recuerdes que este fue un año bisiesto.
Aunque eso no sería mi culpa, sino la tuya.

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