jueves, 12 de agosto de 2010

Una esperanza quizás visionaria.

¿Serviria pelear por avaros?
No serviría rezar por tacaños,
ni buscar un Dios que cubra
sus actos para que no se pudra.

Buscar por gente justa;
quizá alguien se luzca,
pero por ello no dejará de existir
todo la gente vil.

Que espero sea sólo un puñado,
y aunque nadie lo ha negado,
la buena puede ser mala
y también la mala puede reforzar la cala.

Y aún espero que vuelva a vivir
la rosa que fácil se llega a podrir,
la rosa de los antiguos tiempos
que con el paso de los años, pierde talento

Los pétalos de la bondad,
del amor, misericordia y lealtad
que muy fácil se caen
de lo que se aferran cuando nacen

La bondad que se degusta,
la que a todo el mundo le gusta,
pero sólo los que bien ubicados están
son realmente capaces de deleitar

El amor del verano naciente,
del joven y sincero creyente,
pero sin importar que a ningún dios sea afín
sólo que su dulce corazón no tenga hollín.

Pulcra y honoraria misericordia,
don que a sus poseedores honra,
vuelve al colorido cuerpo erguido
y corre por las venas provocando los latidos.

Leal a la raza y al cegamiento,
esta raza de la cual pienso
que de su perdición se puede salvar,
ya que nadie pasa tantos años para naufragar.

Ninguna verdad de ningún tipo presento,
sólo mi dulce, joven y turbio pensamiento
al cual nunca espero atrás solo dejar
porque junto a este cuerpo me ayuda a parar.

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