lunes, 16 de agosto de 2010

Aunque tenga que comer pólvora

Ya están aquí… los siento… los veo, pero no los veo… están… se acercan, no me engañan… ¡se acercan! ¡Ayuda! ¡Ayuda! Se acercan, vienen corriendo, están llegando, están en todos lados y son de todos lados… ¡¡Tú!! Tú los has enviado, tú enviaste a esos sicarios… me vigilan, saben lo que hago, como, lo que respiro y lo que escribo… saben que firmo mis historias con mi nombre… Simón Labarca, ¡Lo saben! No puedo disimular lo que escucho, lo que veo… ¡Dios, llévame! ¡Dios, no me lleves! ¡Quiero morir!... ¡No! No me llevarán hoy, no los dejaré… caminaré por el Estigia, tocando su tierra inexistente, con el pecho al aire y las manos abiertas, antes de dejarlos llevarme.

¿Nicholas? ¿Nicholas? ¿Open your eyes Nicholas? ¡En inglés! Si, claro, yo, como un imbécil, creyendo que en inglés no entenderían nada, pero lo saben todo… ¡¡¡Todo!!! Nadie entiende lo que es “Todo”, pues “Todo” es todo, ellos lo saben ¡Todo!... Están entrando para destruirme, saben todo lo que yo sé, y también lo que no sé… son los enemigos perfectos… ¡Los corsarios de la perdición han llegado hoy a mi puerta!... Rompen las cerraduras con sus ganchos, pero no, no me llevarán hoy, los destruiré, aunque tenga que tragar pólvora… … … Son nueve, cada uno con nueve armas y cada arma con nueve balas, nueve manchas de sangre que parecen vino derramado por casualidad, pero… la copa rota no está en ningún lugar… esconden el desastre, quieren engañarme, pero ¡¡NO!! No los dejaré, no lograrán atormentarme, aunque tenga que tragar pólvora… No lo lograrán… ¡No!... Aunque tenga que tragar pólvora.



CUENTO ORIGINAL POR SIMÓN LABARCA
ADAPTACIÓN POR DIEGO BECERRA

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