¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que cruzamos las miradas empezando aquel ritual que antaño fue tan sagrado como sacrificar tu alma hacia la luna?, ¿Cuándo dejamos de añorar el suspiro desesperado de la brisa al golpear nuestros rostros en pleno apogeo de una tormenta?, ¿Hemos sido tan insignificantes como para seguir permaneciendo en la sombra, o hemos hallado bajo el cobijo de un ente superior la razón superior (y muchas veces errónea) de nuestra existencia como seres que traspasan el nivel espiritual promedio?
Podríamos mirarnos por horas y no veríamos más que espejos que reflejan lo que nosotros creamos, lo que nosotros destruimos, y aun así, no hallaríamos la respuesta que buscamos.
¿Morirías por mí?
Podríamos mirarnos por horas y no veríamos más que espejos que reflejan lo que nosotros creamos, lo que nosotros destruimos, y aun así, no hallaríamos la respuesta que buscamos.
¿Morirías por mí?
(de Camilo Flores)
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