viernes, 7 de mayo de 2010

La Rosa Roja

Veo esta rosa café, ya caída, ida con el tiempo, asolada por el paso de los días y falta de nutrientes… ¡Ah! Aún recuerdo cuando sólo era un botón, sólo un pequeño punto, pero de un color muy intenso… rojo, un rojo muy fuerte, apasionado y aguerrido, sabía que sería una rosa intensa, grande y que me gustaría, sólo con verla, se notaba de lejos lo que pasaría. Y así fue, la rosa floreció rápidamente, me encantó como lo hizo, a veces rápido, otras lentas, pero siempre sorprendente, feliz… una gran felicidad, nada me hizo más feliz que ver florecer la rosa, verla crecer, sentir su aroma, su esencia, sus raíces y su futuro… ¡Dios!, creí que esta rosa sólo tenía deparado crecer, seguir floreciendo sin fin, hasta la eternidad, y que su color se haría más intenso, más intenso aún que los colores existentes, pero ahora me siento como un tonto, un ingenuo, un timado por la vida, un engañado por el destino y un traicionado por el mismo amor, sólo soy un inexperto llorando y sufriendo a causa de mi propia felicidad, la rosa que un día fue bella al otro se pigmentó de un descolorido rosa, al siguiente, de un color muerto, al siguiente, ya el tallo se doblaba, y el siguiente a ese es hoy, el día en que miro la rosa, y veo su ido esplendor con melancolía, no hago más que llorar porque sé que con ella se ha ido mi vida.

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