La partida había comenzado... Con la experiencia aprendí que no es bueno mover el peón 2 posiciones en el primer turno, así que sólo la saludé.
Me contestó con algo similar... Por lo menos hasta ahora suelo recibir esa respuesta.
¿Saco la reina? Ya lo he hecho, pero mi oponente suele irse desconcertada y no vuelve a jugar. Así que muevo otro peón. Convesamos un rato
Ella mueve uno de los peones de los extremos, parece que le gusta hablar conmigo.
Me arriesgo. Muevo el peon central 2 espacios, hablamos después de clases
Ella no toca mi peón, pero sí realiza la misma movida que yo. Conversamos un rato el fin de semana por internet.
Muevo el alfil hasta el final. La invito al cine.
Mueve la torre en señal de amenaza. "No puedo, tengo que estudiar, sorry :)"
Retrocedo el alfil, pero en un arrebato de emociones, después de que ella retrocediese la torre, muevo la reina. Indiferencia.
Se va a la defensiva, conoce mi estrategia, y con esto también conozco la suya. Agrupa sus piezas fuertes alrededor del peon. Respuestas monosílabas, se pierde la intención comunicativa.
Me voy con todo, cansado de intentar predecir sus movimientos. Jaque. pero no por mucho, perdí todas mis piezas en un juego que dí por perdido hace rato. Alejamiento...
-"No vuelvo a jugar contigo ajedrez, eres muy tramposa"- Le dije
-"Nah, sólo soy mejor que tu... Picado!"- Respondió
Desde ese día que no le hablo... Por orgullo, por decisión propia, porque no me gusta perder...
martes, 13 de julio de 2010
Chaos
Las camillas nunca me gustaron, esos lugares no eran para mí, no aguantaba ver sangre, ni sentir el olor de hospital, ni ver a la gente sufriendo, siempre trataba de no enfermare para no ir a un hospital, de ser saludable para evitar quirófanos, quizás ese temor y repulsión fue lo que me hizo caer en una de ellas.
Eran las 10.30 de la noche y habíamos terminado de comer en Il Nono Antonino, un restaurant de la familia, mi esposa estaba al frente mío con una copa de champagne y nuestro hijo de 13 años estaba en la casa, habíamos contratado una niñera para que no tuviera problemas.
Pedí la cuenta, pagamos y nos estabamos parando del asiento cundo mi esposa se volvió a sentar, tomándose la cabeza con las manos, le pregunté que le sucedía y ella dijo que sólo era un mareo, esperamos unos segundos, se paró y nos dispusimos a salir del local, en medio del pasillo, mi esposa, se desmoronó completamente, cayó muy rápido y el golpe produjo un sonido que al oír, dolía. Gritaba, la gente se paró pero nadie se movió de sus puestos, el mesero llamó una ambulancia.
Mi esposa había muerto, un aneurisma cerebral desencadenó en un derrame que hizo constante el sonido del quirófano.
Mi hijo nunca me perdonó robarle a su madre, él pensaba que por mi culpa ÉL no la pudo ver más. Para mi mala suerte, ese día mi hijo quería ir con nosotros y no lo dejé, yo quería algo privado, con mi esposa no salíamos hace 13 años, desde el nacimiento de mi primogénito.
El desgarro de mi alma nunca sanó, y nunca sanará, quizás yo no quiero que sane, es lo único que me mantiene unido a una vida mortal, pero loca, mi esposa había muerto, mi hijo no me hablaba, el negocio familiar quebró, y ahora ese restaurant es un pub de mala clase, mis padres murieron pronto, mi condición mental no me dejó seguir trabajando, y me tuve que limitar a una pequeña pieza en un edificio capitalino. Decidí suicidarme, pero mi cobardía nunca me dejó... mi pistola yace en mi mano derecha... no sé si hoy seré capaz de terminar todo, o de vivir otros 20 años más.
... Miraba a mi padre, me daba pena su situación, él no sabía que había un mundo afuera, por lo menos yo sabía que el existía, aunque no supiera que yo estaba, aunque no supiera que el mundo aún existía, yo SÉ que él está aún aquí, sólo que me da pena verlo sólo, en una habitación blanca, aferrado a una pistola de juguete.
Eran las 10.30 de la noche y habíamos terminado de comer en Il Nono Antonino, un restaurant de la familia, mi esposa estaba al frente mío con una copa de champagne y nuestro hijo de 13 años estaba en la casa, habíamos contratado una niñera para que no tuviera problemas.
Pedí la cuenta, pagamos y nos estabamos parando del asiento cundo mi esposa se volvió a sentar, tomándose la cabeza con las manos, le pregunté que le sucedía y ella dijo que sólo era un mareo, esperamos unos segundos, se paró y nos dispusimos a salir del local, en medio del pasillo, mi esposa, se desmoronó completamente, cayó muy rápido y el golpe produjo un sonido que al oír, dolía. Gritaba, la gente se paró pero nadie se movió de sus puestos, el mesero llamó una ambulancia.
Mi esposa había muerto, un aneurisma cerebral desencadenó en un derrame que hizo constante el sonido del quirófano.
Mi hijo nunca me perdonó robarle a su madre, él pensaba que por mi culpa ÉL no la pudo ver más. Para mi mala suerte, ese día mi hijo quería ir con nosotros y no lo dejé, yo quería algo privado, con mi esposa no salíamos hace 13 años, desde el nacimiento de mi primogénito.
El desgarro de mi alma nunca sanó, y nunca sanará, quizás yo no quiero que sane, es lo único que me mantiene unido a una vida mortal, pero loca, mi esposa había muerto, mi hijo no me hablaba, el negocio familiar quebró, y ahora ese restaurant es un pub de mala clase, mis padres murieron pronto, mi condición mental no me dejó seguir trabajando, y me tuve que limitar a una pequeña pieza en un edificio capitalino. Decidí suicidarme, pero mi cobardía nunca me dejó... mi pistola yace en mi mano derecha... no sé si hoy seré capaz de terminar todo, o de vivir otros 20 años más.
... Miraba a mi padre, me daba pena su situación, él no sabía que había un mundo afuera, por lo menos yo sabía que el existía, aunque no supiera que yo estaba, aunque no supiera que el mundo aún existía, yo SÉ que él está aún aquí, sólo que me da pena verlo sólo, en una habitación blanca, aferrado a una pistola de juguete.
sábado, 10 de julio de 2010
Ùrsula (Nadie se llama así y no habrá problemas con los nombres xD)
Sus ojos... No se, creo que azules... sí, azules. Esos ojos no me miraban, lamentablemente. En realidad no miraban a nadie porque ella era ciega. ¿Como podía un ángel de dorados cabellos, de un semblante perfecto y curvas proporcionales, tener un defecto genético tan mal ganado? Desde chico quise convertirme en oculista sólo para encontrar una cura a su desgraciada enfermedad.
Nos conocimos de pequeños. Úrsula era la hija del mejor amigo de mi papá y crecimos casi como hermanos, pero sabiendo que no lo éramos. Alejandra tuvo sus otros 4 sentidos tan sobredesarrollados que era difícil imaginarse que era ciega. Inteligente, la mejor alumna de la pequeña escuelita a la que solíamos asistir en nuestra niñez. Sólo sé que estuve enamorado de ella desde que tengo noción de mi existencia.
Le expresé todos mis sentimientos después de la Gira de Estudios que realizamos en Tercero Medio. Ella sabía que iba a suceder, así como todo el salón. Ella fue a su habitación y no la volví a ver más.
Creo que fue coincidencia la pelea que tuvieron mi papá y el papá de ella. También el hecho de que al día siguiente de llegar se hayan cambiado de casa a un lugar lejos de acá. Al igual que su cambio de celular, correo, msn y Facebook. Por lo menos eso creo firmemente yo
Sigo destrozado por no saber lo que ella sentía. Mis amigos me dicen que se alegró al haberme escuchado, pero que su invalidez le obligaba a no aceptar. También dicen que siempre me consideró como un hermano y por sólo eso era imposible... cosa que dudo mucho.
El punto es que la fui a buscar a Concepción el sábado pasado. La encontré sin problemas a la vista, como por de milagro, y casada con un oftalmólogo de la Universidad Católica. Hablamos de OVNIS y de eclipses solares y quedamos en salir ellos dos conmigo y mi esposa, una actriz conocida por su aparición en el último reality, el día de mañana.
Nos conocimos de pequeños. Úrsula era la hija del mejor amigo de mi papá y crecimos casi como hermanos, pero sabiendo que no lo éramos. Alejandra tuvo sus otros 4 sentidos tan sobredesarrollados que era difícil imaginarse que era ciega. Inteligente, la mejor alumna de la pequeña escuelita a la que solíamos asistir en nuestra niñez. Sólo sé que estuve enamorado de ella desde que tengo noción de mi existencia.
Le expresé todos mis sentimientos después de la Gira de Estudios que realizamos en Tercero Medio. Ella sabía que iba a suceder, así como todo el salón. Ella fue a su habitación y no la volví a ver más.
Creo que fue coincidencia la pelea que tuvieron mi papá y el papá de ella. También el hecho de que al día siguiente de llegar se hayan cambiado de casa a un lugar lejos de acá. Al igual que su cambio de celular, correo, msn y Facebook. Por lo menos eso creo firmemente yo
Sigo destrozado por no saber lo que ella sentía. Mis amigos me dicen que se alegró al haberme escuchado, pero que su invalidez le obligaba a no aceptar. También dicen que siempre me consideró como un hermano y por sólo eso era imposible... cosa que dudo mucho.
El punto es que la fui a buscar a Concepción el sábado pasado. La encontré sin problemas a la vista, como por de milagro, y casada con un oftalmólogo de la Universidad Católica. Hablamos de OVNIS y de eclipses solares y quedamos en salir ellos dos conmigo y mi esposa, una actriz conocida por su aparición en el último reality, el día de mañana.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)