"Toc toc" sonó la puerta y fue abierta por un joven de 26 años, dejando ver la silueta de un militar de cabello medianamente rubio y tez blanca.
- Y así mataremos a quien se interponga en nuestro objetivo
- Buenas tardes, ¿es usted el propietario de esta vivienda?
- Sí, sí lo soy.
- Señor, soy el Teniente José Carlos Marino, ¿Me permite pasar?
- Claro.
- Claro.
- Que entiendan que no nos pueden dominar, que fuimos libres desde nuestros inicios y lo seremos hasta el final.
¡Quiero que cada uno de esos apestosos comprenda que con los chilenos no se meten!
- Tome asiento, ¿quiere algo para tomar?
- No, no se preocupe, vengo sólo a hacer un trabajo rápido.
- No dejaremos que unos argentinos se paseen por nuestro Sur como si fuera su casa, ¡Plomo con esos perros malditos!
- Entenderá usted que desde el fin de "La Tercera" han pasado 5 años en los que el Reino de la Argentina ha gobernado con justicia, cautela y sabiduría, esforzándose al máximo por sus ciudadanos y habitantes de sus tierras. Es verdad que ustedes no son tratados como la real población, pero, dígame usted, ¿le daría sus pastas al perro, por muy de raza que éste fuera? -Silencio- ... Responda.
- No, señor, no lo haría.
- ¡Nadie lo haría! Al igual que nadie los dejaría dormir en su cama, ni comer en su mesa... incluso ya es mucho celebrar su cumpleaños... ¿Comparte usted esta idea?
- Si, señor
- Entonces -parándose relajadamente, prendiendo un cigarro y dándose el tiempo para dar la primera bocanada- ¡¿Por qué es USTED uno de los boludos que apoya el "Movimiento Rodriguista"?!
- Señor yo...
- ¡No le dije que hablara!... Esto es lo que pasará: mis hombres entrarán en su casa, buscarán todos los rincones posibles y matarán a cualquier persona que encuentren aquí, luego de eso lo llevaré a usted fuera de la casa y lo haré mirar como la quemo, sólo para colgarlo como espantapájaros en su misma huerta... ¡Comida para cuervos!... ¡Bernini! ¡Molinero!
- Y para lograr nuestro objetivo usaremos la inteligencia que ellos no tienen y a nosotros nos sobra, por algo hemos resitido estos 2 años de levantamiento, y por esto es que destruiremos a esos pseudo-italianos amantes del tango.
Y, a medida que hablaba el argentino, tres balas silenciosas salían de lugares escondidos en la casa, una del armario, otra del mismo piso y la última del entretecho... El teniente y sus secuaces habían caído.
Y, a medida que hablaba el chileno, dos balas silenciosas salían de lugares a completa vista de todos, una a sus espaldas, logrando atravesar la cabeza del guardia del revolucionario en jefe, y otra del chileno en frente, la que golpeó en su pierna y lo dejó a disposición de los captores... Sus compañeros Rodriguistas lo habían traicionado.
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