Tenía entre sus manos la caja de chocolates que había hecho con mis propias manos, era de cartón que pinté de rojo, tenía forma de un polígono regular, era bastante geometríco, con la misma forma por delante y por detrás, formando un cuerpo 3d, donde puse los chocolates de distintos sabores y con distintos rellenos, cada uno por los momentos que pasamos juntos, de chocolate negro por los momentos dulces, de blanco para los que fueron más pasosos, con almendras para los accidentados, pero aún así, deliciosos, habían de maní barato por los que fueron momentos mundanos, y otros de maní de alto nivel para aquellos momentos en que lo mundano se transformó en algo celestial, paradisíaco, que nos elevó a la mayor expresión de amor entre los humanos, y así siguen los chocolates, todos de tipos distintos, pero que introduje en la caja con total desorden, porque no tiene sentido organizarlos, ya que en la vida los momentos no llegán según un patrón, sino que son desordenados y espontáneos, avaros y tacaños, siempre quieren quitarle tiempo a otros momentos y sentimientos, y nunca quieren entregar su tiempo. Este corazón representa nuestro amor, por eso se lo di durante la cena de año nuevo.
Preparé esa cena especial por el error que había cometido, sé que es difícil que perdonen a un infiel, pero yo la amo y necesito estar con ella, las otras mujeres fueron sólo un error en nuestra relación.
Cuando la vi entrar en el restorán con ese vestido caí rendidoa sus pies, se veía hermosísima con su pelo tomado y apuntando al cielo, el traje rojo ajustado al cuerpo con una cartera pequeña y tacos que la hacían mas esbelta. Era una Diosa, no sólo por como se veía, sino porque me perdonó y logramos salir adelante, nos casamos y tuvimos una familia.
Todo marchaba bien hasta que cometí el mismo error, la engañé con mi vecina, no sé nisiquiera por qué lo hice, no lo necesitaba, tenía a mi esposa para mí, no sé por que lo hice. Cuando mi esposa lo supo, porque yo mismo le dije, cayó ante mis pies y perdió la conciencia, había sufrido un ataque al corazón, no sólo por lo que le dije, sino porque a esto se le sumaba una llamada que había recibido hace poco, de la cual yo no sabía, que le notificaba la muerte de sus padres en un accidente aéreo.
Traje a mi esposa al hospital, y en la camilla, en la que está ahora, la que está al frente mío, avanzando a toda velocidad, le confesé mi amor a la mujer de mi vida, ella me miró y dijo palabras sin sentido, no podíamos comunicarnos, lo que hice fue entregarle la caja de chocolates que antes le había regalado y que ell ano comió, pero la guardó por lo que representaba, en fin, le pasñe la caja y le dije "guardala y después me dices si seguiremos nuestro camino juntos", en este momento mi eposa ya va mucho más adelante en el pasillo del hospital, los doctores la llevan en la camilla hacia el quirófano, yo estoy atrás mirando, llorando y esperando la respuesta de mi amada, para desgracia de mí, lo único que veo es la caja de chocolates caer de la camilla, rompiéndose y soltando todo el azúcar que tenía dentro, sin dejar nada vivo. Ante tal escena, mis piernas no soportan, mi cabeza grita y retumba, mis ojos sangran y mis manos no sienten o quizás lo sienten todo, no lo sé, ni sé describirlo, en sólo diez segundos caigo de rodillas, y me precipito a un pasto verde, pero muerto, el pasto d ela tierra negra, nutrido por todos los cuerpos bajo ella, un pasto vigoroso y deesgraciado, que se alimenta del dolor, toco la tierra húmeda dodne habitan los cuerpos secos, y precipito mis manos a la caja que se une, poco a poco, al pasto maldito, sólo puedo observar como mi mujer se une a la eterna canción que emite el pasto, mi amada ya se acerca a darle vida a aquél pasto y aquella tierra, dejándome fuera.
Preparé esa cena especial por el error que había cometido, sé que es difícil que perdonen a un infiel, pero yo la amo y necesito estar con ella, las otras mujeres fueron sólo un error en nuestra relación.
Cuando la vi entrar en el restorán con ese vestido caí rendidoa sus pies, se veía hermosísima con su pelo tomado y apuntando al cielo, el traje rojo ajustado al cuerpo con una cartera pequeña y tacos que la hacían mas esbelta. Era una Diosa, no sólo por como se veía, sino porque me perdonó y logramos salir adelante, nos casamos y tuvimos una familia.
Todo marchaba bien hasta que cometí el mismo error, la engañé con mi vecina, no sé nisiquiera por qué lo hice, no lo necesitaba, tenía a mi esposa para mí, no sé por que lo hice. Cuando mi esposa lo supo, porque yo mismo le dije, cayó ante mis pies y perdió la conciencia, había sufrido un ataque al corazón, no sólo por lo que le dije, sino porque a esto se le sumaba una llamada que había recibido hace poco, de la cual yo no sabía, que le notificaba la muerte de sus padres en un accidente aéreo.
Traje a mi esposa al hospital, y en la camilla, en la que está ahora, la que está al frente mío, avanzando a toda velocidad, le confesé mi amor a la mujer de mi vida, ella me miró y dijo palabras sin sentido, no podíamos comunicarnos, lo que hice fue entregarle la caja de chocolates que antes le había regalado y que ell ano comió, pero la guardó por lo que representaba, en fin, le pasñe la caja y le dije "guardala y después me dices si seguiremos nuestro camino juntos", en este momento mi eposa ya va mucho más adelante en el pasillo del hospital, los doctores la llevan en la camilla hacia el quirófano, yo estoy atrás mirando, llorando y esperando la respuesta de mi amada, para desgracia de mí, lo único que veo es la caja de chocolates caer de la camilla, rompiéndose y soltando todo el azúcar que tenía dentro, sin dejar nada vivo. Ante tal escena, mis piernas no soportan, mi cabeza grita y retumba, mis ojos sangran y mis manos no sienten o quizás lo sienten todo, no lo sé, ni sé describirlo, en sólo diez segundos caigo de rodillas, y me precipito a un pasto verde, pero muerto, el pasto d ela tierra negra, nutrido por todos los cuerpos bajo ella, un pasto vigoroso y deesgraciado, que se alimenta del dolor, toco la tierra húmeda dodne habitan los cuerpos secos, y precipito mis manos a la caja que se une, poco a poco, al pasto maldito, sólo puedo observar como mi mujer se une a la eterna canción que emite el pasto, mi amada ya se acerca a darle vida a aquél pasto y aquella tierra, dejándome fuera.